La Sociedad está evolucionando
El cambio de milenio fue algo más que un hecho mediático que permitió la venta de artículos apocalípticos, fue más que el Y2K, traspaso de ser un “meme”; cómo piensa Habermas, fue la oportunidad de hacer un recuento de lo acontecido en el siglo XX. Muchos de los grandes pensadores del siglo pasado postraron su mirada en esta reflexión e intentaron vaticinar el siglo XXI..
En la transición entre estos dos milenios se observo la presencia de tres agentes, que anteriormente la historia no habían registrado, mínimo de manera conjunta: la crisis ambiental, la inminente globalización y el avance tecnológico. Si bien en tiempos anteriores el hombre arraso con su entorno natural de manera voraz, fue en el siglo pasado que se tiene una conciencia de las implicaciones que podemos generar en el planeta como especie. La globalización es un fenómeno que inicia desde los primeros sentimientos expansionistas de los Estados primitivos, pero es ahora que vemos que se puede generar sin emplear las armas, imponer una moneda o tan siquiera tener la directa intención. Respecto al avance tecnológico el propio Ovidio identifica en sus “Metamorfosis” la evolución del hombre mediante su dominio paulatino de los elementos que lo rodean, pasando de la técnica a la tecnología, de la edad de oro a la de hierro. Luego entonces la tecnología siempre ha tenido presencia en el hombre, solo que ahora se le relaciona con productos en vez de conocimientos.
Sociedades que se habían mantenido bajo la hegemonía de un régimen totalitario –como es el caso del norte de África- despiertan y buscan un régimen democrático. En contra parte, sociedades que habían vivido bajo los ideales de la democracia, pierden fe en sus instituciones, como ejemplo el movimiento “15-M” en España. Más que evidente, es el desencanto de las sociedades con sus Estados, la democracia pareciera ser una acción aislada de emitir un voto y no un proceso. Al asistir a las urnas tiramos los dados y el juego sigue sin nosotros. En un plano más local, nuestras ciudades siguen la misma suerte, al elegir a nuestros representantes de gobierno municipal se deja en sus manos el destino de nuestras urbes. Estos con una serie de instrumentos como los Planes de Desarrollo Urbano (PDU) planean el devenir de nuestras ciudades; con conciencia o sin ella: de que la ciudad es un organismo vivo y los habitantes partes medulares de ésta, donde existe una incidencia reciproca.
Fuera de las limitaciones geográficas, las naciones y las urbes, conciliadas en las páginas de la historia, existe otro entramado que no está constituido con tratados, pactos o muros; una estructura que no ha costado sangre, no requiere visa ni mucho menos transporte. Si bien, las naciones y sus ciudades responden a un gran sistema de Estado-nación, este es fundamentalmente rígido, pero no de una rigidez impositiva, sino necesaria para su propia hegemonía ante los otros Estado-nación. El entramado del que hablo, es un entramado generado por la gente, entre individuos que se agrupan, que se movilizan, y que en muchas ocasiones no se encuentran en las mismas latitudes. Pese a todas las restricciones e imposiciones el hombre se ha desplazado entre fronteras, ha negado o adoptado nacionalidades e idiomas; por necesidad, por su instinto nómada primitivo, por su alma libre. En la actualidad vemos que ese entramado natural entre individuos se ha agilizado con las tecnologías de la información, quienes han permitido una libre asociación entre individuos sin sacrificar los beneficios y obligaciones de su terruño.
Al respecto, la teoría distingue dos conceptos diferentes; por un lado tenemos los sistemas tradicionales representados por las naciones, instituciones y gobiernos; por otro una composición más sostenible, libre y abierta, representada por las relaciones humanas, esas redes de individuos que se relacionan por fines netamente personales, donde el internet es un vehículo inapelable. Luego entonces dentro de nuestras sociedades coexisten dos estructuras opuestas más no enfrentadas: la ciudad física –personificada en un sistema rígido- y la red de relaciones personales (redes sociales) que es facilitada por el internet. Mientras en la primera se tiene una participación muy limitada, la segunda es totalmente flexible y maleable.
El desarrollo urbano es un proceso continuo de evolución de las ciudades, si bien el principal actor en éste es el Estado, debe contemplar la opinión y sentir de todos los involucrados. Por ley podemos como individuos incidir en él, y conceptualmente todos somos parte de este proceso. Ahora bien, si la ciudad es más que un entorno edificado, si no es estática, ni mucho menos hegemónica debemos verla como tal. La repercusión que puede generar un anuncio sobre una calle no esta desasociada de las relaciones humanas, ni viceversa. Se deben de entender las dos estructuras que coexisten en nuestro medio, y al igual que la ciudad edificada es motivo de análisis, la ciudad virtual lo requiere, pues todos estamos inscritos en ellas.
En el vértice de la primera década del siglo, me cuestiono sí es la tecnología –incluyendo en esta el internet- un factor de cambio, o es simplemente la respuesta racional a una evolución del hombre social. Si bien, Vattimo nos habla de la existencia de un “pensamiento débil” en la sociedad actual, donde no existe ninguna filosofía, credo, religión o postura totalitaria; ¿no es el Internet ese vehículo para comunicarnos entre estos pequeños pensamientos? La tendencia histórica se encauso en las súper estructuras y la búsqueda de órdenes totales; en la actualidad parece ser el internet esa vía que busca mediar la rigidez de los Estados-nación, traspasando estos, uniendo entre fronteras y acercando culturas. Si bien, esta hipótesis es validad: la tecnología es la respuesta de una sociedad y mentalidad diferente; el “paradigma tecnológico” debe dejarse de verse como tal, y la tecnología debe ser efecto mas no causa. Luego entonces debemos contemplar un desarrollo social en lo físico y en lo virtual, ya que ambos representan una cara del individuo. Se debe ver al internet como herramienta, mas no olvidar que todo espacio donde se desenvuelve el individuo es su hábitat, sea este físico o virtual. El individuo en este mundo complejo y en aparente crisis necesita conectarse según sus propias necesidades con otros que compartan algo, no todo, sino un pequeño algo. Somos ya una sociedad hipermoderna con muchas texturas donde el individuo busca compartir con unos cuantos una pequeña parte suya, y otras más con unos otros, en un proceso que se repite tantas veces como individuos y cosas por compartir exista.
Entender esta sociedad compleja lleva a conformar mejores relaciones, mejores organismos y mejores ciudades. Si bien, es una realidad que hay un desarrollo urbano, proceso de evolución de nuestras ciudades, está en ello implícito, que también existe un desarrollo urbano digital. Ya que ambos son el reflejo de la evolución de nuestra sociedad actual, que se instaura en lo físico y virtual.